Lilypie Third Birthday tickers

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viernes, 20 de agosto de 2010

Unos dias en el Vilar Rural de Arnes

Como decía en el post anterior, hemos estado unos pocos dias en un hotel rural en Tarragona, concretamente en Arnés, ya casi en la frontera con Teruel, con la comarca de la Matarranya. Ya dije que se trataba de un hotel básicamente pensado para padres con niños, y tras pasar estos días allí me reafirmo en esta opinión. De hecho, yo creo que no vimos un sólo huésped sin niños. Por cierto que debía haber una oferta especial (que nosotros no pillamos) para mellizos, porque había un mínimo de otras 8 o 9 parejas de mellizos y gemelos. Una pequeña convención, vamos.



Estos días han dado para varias entradas, pero como no creo que vaya a tener para tanto, voy a hacer un post grande y a ver que tal queda.

Antes de nada, un par de comentarios adicionales sobre el hotel:

1) Lo considero bastante recomendable para ir con niños, pero mejor con niños de sobre los 5 años que con pequeñajos como los nuestros de año y medio. Aún así, se lo han pasado muy bien. Carlos y Cristina son muy pequeños para disfrutar de gran parte de las actividades programadas.
2) La verdad es que se lo montan bien para tener mil cosillas con lo que entretener a los peques: animales de granja, piscina, actividades de "guardería", de piscina, de bailes, de juegos,... por tener, tenían hasta palas de arena que te dejaban en recepción.
3) Lo único que hemos echado en falta es un pequeño frigorífico en la habitación para poder guardar allí unos yogures para los peques, pero había una en recepción de uso común para quien quisiera guardar cosas allí
4) El entorno (pueblos de alrededor y naturaleza cercana) nos ha gustado mucho, muy recomendable.

Una de las ventajas de ir a un hotel "para niños" es la hora de comer. En un hotel normal, si vas al restaurante en muchas ocasiones te encuentras con que los peques al cabo de un rato empiezan a comportarse regular, a hacer ruido, lloriquear, etc. Eso te causa algo de angustia cuando la gente de alrededor intenta cenar tranquilamente. En este caso el comedor del hotel estaba invadido por niños, con un cierto guirigay de fondo. Y pasaban dos cosas, la primera que aunque los peques se pusieran algo tontetes, la verdad es que se notaba poco. Y la segunda, que si lo hacían la comprensión de los de alrededor estaba asegurada: lo mismo mañana les pasa a ellos. De todos modos Carlos y Cristina se han comportado muy bien en las comidas y han experimentado con nuevos sabores. Helos aqui sentaditos en sus tronas (otra ventaja de ir a hoteles para niños: no faltan las tronas), picotenado comida del buffet:



No me dirá nadie que no estaban felices de sentarse a cenar con sus papás en la mesa:



Claro que también tenían sus momentos de distracción, no todo es comer comer, hay que alimentar el espíritu también:



Los dos han aprovechado este viaje para probar nuevos sabores. En parte porque un buffet te permite ir cogiendo mil cosillas en pequeñas cantidades para que las probasen, y ha habido algunos éxitos (como los churros para Carlos, o las chuletitas), aunque también varios fracasos. Pero no solo en el hotel, también hemos comido por ahí algún día y los peques también querían disfrutar de nuevos sabores. Como los chopitos:



Obsérvese lo limpita que es la niña. Y eso no se lo hemos ensañado nosotros, le sale de dentro. Las imágenes se tomaron en Valderrobres (o Vall-de-Roures), un pueblo cercano a Arnés, donde fuimos casualmente durante las fiestas de verano, motivo por el que se nota un cierto follón alrededor. La verdad es que tuvimos suerte de encontrar un sitio para comer.

Por cierto que el pueblo es bastante bonito. Hay un puente sobre el rio Matarranya, que permite acceder directamente al casco antiguo, que permite una buena vista:



Hay varios pueblos bonitos en los alrededores, también nos gustó mucho Cretas, e incluso el propio Arnés tiene cositas que ver:



Para los amantes de la naturaleza, la zona también merece la pena de ser visitada. Nosotros es que somos unos domingueros y ni estamos preparados para estas cosas ni lo pretendemos, pero cerca hay unas montañas y unos rios, y unas rutas de caminar que tienen pinta de etsar muy bien. Nosotros nos acercamos (en coche eso sí) a un "Toll" cercano (El Toll de Vidre), una zona donde un riachuelo de por allí froma unas pozas naturales, pequeñas piscinas donde con cierto espíritu (para luchar contra la temperatura del agua) te puedes refrescar contra le calor. La verdad es que la visita nos gustó mucho, supongo que si vas andando o en bici y llegas allí te darán aún más ganas de bañarte. Nosotros no lo hicimos, por varios motivos, el menor de los cuales no era la falta de bañador. Pero el sitio nos encantó:



En todo caso el hotel cuenta con su piscinita para poder refrescarse contra los rigores estivales. Esta ultima semana la verdad es que no ha sido muy rigurosa y al final sólo pudimos hacer uso de la piscina un día. El reto de la estancia simplemente no apetecía, estaba el ambiente fresco. Pero eso sí, Carlitos disfrutó como un mono de esa mañana:



De todos modos una de las estrellas de la estacia en el hotel era la existencia de una pequeña granja, donde los pequeños podían ir a ver a los animales, a darles de comer y a aprender cómo son y cómo se les cuida. Lo dicho, Carlos y Cristina lo hubieran disfrutado más si hubieran sido algo más mayores, pero aún así les encantó. Sobre todo a Carlos, que le daba igual el bicho que fuera, todos le atraían (aunque muy de cerca se retraía un poco). A Cristina le daban más respeto, sobre todo los corderitos que eran muy grandes, pero según iban pasando los días iba pillándole el tranquillo al asunto. Los que más le gustaban a Cris eran los conejos:



No siempre estuvo tan contento con ellos. el primer día reaccionaba así a la cercanía de los conejitos:



Carlos en cambio se acerca a casi cualquier animalejo, entrado en sus recintos y todo:






Bueno, en resumen: buena idea para pasar unos días, nosotros nos lo pasamos bien, aunque creo que tardaremos unos años en volver hasta que estos sean algo más mayores. Y que a nadie se le ocurra ir en plan parejita a este hotel, se puede pegar un tiro ;)

Espero que no tarde mucho en poner otra entrada. No se será tan elefantiásica como esta (perdón) pero es que tantos dias dan para contar mucho. De hecho, me he dejado varias cosas en el tintero que espero poner más adelante.

Ciao!

sábado, 14 de agosto de 2010

En el pueblo de los niños

Parecía que nunca iba a llegar, pero por fin estamos unos días de vacaciones. Como voy a estar dos semanas sin trabajar, y la segunda ya la tenemos comprometida en unos días en Peniscola con los cuñados, pues estos primeros días nos hemos buscado algo diferente.

Hemos rebuscado entre alternativas de turismo rural que permitan ir con niños, y hemos encontrado in sitio muy adecuado para estos casos, se llama el Vilar Rural de Arnés, está en el sur de Tarragona, pegado a Teruel, y es como digo en el título de la entrada el pueblo de los ninos.

La verdad es que se trata de un hotel muy orientado a venir con niños: tiene animadores infantiles, una pequeña granja donde los peques ven animales de cerca (y hasta les dan de comer), un huerto para ver como nacen las cosas que luego se comen, piscina, actividades para niños cada dos por tres... vamos que esto lo debió de parir algún avisado empresario hotelero que acababa de tener descendencia... donde me gustaría llevarlos?  Se preguntaría. Y de esa pregunta nacerían estos hoteles. Plural, sí porque hay otros dos.

El caso es que aqui sólo vienen familias con niños, está lleno pero exclusivamente de niños con sus papás. Aquí son los reyes.

Llevamos aquí sólo unas horas, pero nuestra primera impresión es buena. Los peques son un poco demasiado pequeños para disfrutar de todas las actividades (y en algún caso hasta al revés, como hace un rato que Cristina se asustado mucho cuando una chica disfrazada de bruja ha intentado acercarse a ella) pero creo que lo pasarán bien.

Escribo esto con el teclado tactil de  mi móvil Android, lo cual es un poco pesado, así que no me extiendo más. Cuando vuelva contaré más cosas y pondremos alguna foto.

Ciao!

viernes, 6 de agosto de 2010

Malitos

Los peques están malitos estos días, pobretes míos. Ya dije el post pasado que los dos, aunque sobre todo Cristina, estaban regular, pero han terminado de ponerse malitos, con fiebre los dos. Aunque eso si, por ahora en dias alternos. Un dia Cristina, otro dia Carlos, al dia siguiente parece que los dos andan mejor, al otro Cristina con fiebre igual. Vaya.

El caso es que llevaban unos dias con tos, y por eso no les habiamos vuelto a bajar a la piscina, aunque en la piscina de casa el agua está tan caliente que tampoco creo que les afectase, yo creo que está más caliente que la que les ponemos para bañarles. Pero por prudencia no les hemos bajado en toda la semana pasada ni esta. Pero el jueves de la semana pasada Cristina tuvo algo de fiebre, no mucha, y durante el fin de semana ha tenido algo más. Carlos parecía que se iba librando, aunque tuvo unas decimillas el miércoles, pero el martes pasado tuvo un subidón subidón.

Hemos estado varias veces en el pediatra, que les ha recetado antibióticos, pero no acaban de ponerse bien. Si siguen así habrá que volver otra vez más.

Para más inri Cristina ha estado con problemas de estreñimiento, y un día ya tuvimos que ir al hospital a que la vieran porque llevaba varios días sin hacer nada, sin reaccionar ni con supositorios de glicerina, ni estimulándola ni nada de nada. A la pobrecita le tuvieron que poner dos enemas, primero uno y, tras una radiografía para ver porqué no funcionaba, luego otro más grande. Lo pasó fatal fatal. Esperamos que con la pequeña reorientación de la dieta y algo de fibra adicional sea capaz de hacerlo por sí misma a partir de ahora.



En cuanto a las escasas actividades lúdicas de estos días, el domingo pasado estuvimos en una fiesta de cumpleaños de una amiguito de los peques. Bueno, esto de amiguito es un decir, porque se ignoran mutuamente bastante, pero esperamos que lleguen a ser amigos tarde o temprano. Se llama Fran, y es uno de los niños de la urbanización donde vivimos, cumplía un añito.



A los dos les gustaron mucho los juguetes que había por la sala, algunos del propio Fran, otros de otros niños que habían en el cumpleaños. el juguete más celebrado era el triciclo este:



Bueno, nosotros seguimos en la enfermería. A ver si se nos recuperan pronto que vaya veranito que están pasando los pobres. Todo el invierno sin ir al médico, y va y llega el verano y mira.

Hasta otra