Y mejor que se lo van a pasar según vayan creciendo. Por de pronto ya están empezando a interactuar entre sí, y cuando lo hacen se lo pasan realmente bien. Ahora de vez en cuando juegan a perseguirse, o a algo parecido. Es difícil de explicar con palabras, pero afortunadamente la tecnología viene en nuestra ayuda y el móvil que graba vídeos llega como la caballería para mostrarlo al mundo:
El otro día nos montaron una que merecería la pena de haberse grabado, pero no teníamos el cuerpo para jotas. Lo explico: nosotros en general solemos meterles primero a uno en la cuna (el que más sueño tenga), y cuando se ha dormido, normalmente al poco rato, metemos al segundo. Es lo que tiene compartir habitación, si los metes los dos a la vez se revolucionan y no se duerme ninguno. El caso es que la noche en cuestión habíamos metido ya a Carlos y llevaba un rato largo para dormirse, miestras que Cristina esperando daba muestras de sueño también. Así que entré sigilosamente en su habitación para ver si estaba dormido. Quieto como un palo en su cuna, pensé que efectivamente estaba roque, así que decidí que era momento de meter a Cristina con su hermano. Así lo hice, pero al cabo de escasamente dos segundos de salir de la habitación empiezo a escuchar unas risas... no sólo de Cristina, que se suponía despierta, de los dos. Risas no, carcajadas, a mandíbula batiente. ¡Pero bueno! nos dijimos Carmen y yo, ¿que les pasa a estos? Cuando entramos en la habitación al cabo de unos segundos nos encontramos a los dos en la cuna, Carlos de pie mirando hacia Cristina, Cristina de rodillas (aún no sabe ponerse en pie sola) también mirando hacia Carlos y los dos riéndose pero bien. Cuando los vimos así a los dos nos dio otro ataque de risa adicional, así que allí estábamos los cuatro riéndonos. De verdad que la imagen merecía una foto.
El caso es que no lo hicieron una vez, sino tres a lo largo de la noche, estaban revolucionadillos ese día. A las 11 se acabaron durmiendo, la parejita. Menudos son
Este finde nos hemos quedado en Valencia, y hemos aprovechado el buen tiempo que ha hecho para hacer cositas. El sábado hicimos compras de ropa, para mí (dado que mi cura de adelgazamiento me ha hecho quedarme sin vestuario utilizable; esto merece una entrada en el otro blog, ya lo contaré) y para los nanos. Es que la ropa de verano del año pasado obviamente ya no les sirve, y la de invierno de este año dentro de poco será inutilizable. Así que de compras toca. Esto de comprar para dos es una ruina, si la ropa de los peques es cara (no tanto por el precio en sí, sino por el poco aprovechamiento que tiene), esto de comprar por dos es tremendo. El sábado por la tarde estuvimos en los columpios con los peques, cada vez les gustan más, aunque claro que les tienes que hacer tú todo el esfuerzo.
El domingo quedamos por la mañana con unos amigos y sus niñas en el Jardín del Turia. Ya he comentado alguna vez que el antiguo cauce del río Turia es un largo parque con multitud de actividades, repartidas por tramos a lo largo del mismo. Para los que desconozcan Valencia, el parque se ha construido sobre el cauce de un río que ya no está ahí. Me explico: el río Turia es uno de esos ríos mediterráneos con casi nada de caudal todo el año pero que cuando llueve de verdad se lo lleva todo puesto, crecida tras crecida. En Valencia han habido inundaciones periódicas causadas por el río desde hace siglos, y una en concreto (el año 1957) fue lo bastante catastrófica para determinar cambiar el trazado del río y crear una nueva desembocadura unos kilómetros al sur de la ciudad. El cauce abandonado se utilizó finalmente para hacer un largo parque (puede parecer obvio, pero hubo otras propuestas como por ejemplo construir una autopista urbana, ¡que barbaridad!), que se ha ido llenando con los años de varios puntos de interés: el Palau de la música, la Ciudad de las Artes y las Ciencias (incluyendo el Oceanográfico), El Gúlliver, el Parque de Cabecera, el BioParc, campos deportivos, etc
Bueno, tras esta disgregación histórico/turística, el caso es que yo esto lo contaba porque esta mañana hemos estado en el parque con estos amigos, nos lo hemos pasado bien con los peques y sus nenas, quienes se sienten muy mayores cuando están con los nanos. Claro, tienen 5 (casi 6) y 3 años, si es que son ya unas señoritas. Aquí están los 4 jugando juntos:
Bueno, está claro que vivimos sólo de fin de semana en fin de semana. De los días entre semana apenas si cuento cosas. Es el signo de los tiempos...
Otro día cuento más, abur!
4 comentarios:
Casi más que a perseguirse, parece que jueguen a huir el uno del otro... que aunque parecido, en muy diferente.
Saludos desde Moscú (24 grados y sol... qué está pasando????)
Tío Álvaro
Jajaja, que divertidos!! Nuestros peques ya empiezan a jugar a eso de perseguirse ( o algo así) también, y yo creo que me lo paso yo mejor que ellos, jajaja!!Son geniales
Lo de las compras de ropa me suena, también tocó este fin de semana... y estoy de acuerdo.. una ruina!!
Un besito!
Menuda pareja de pillos están hechos... y parece que se llevan bien, que dure que dure!! La última vez que fui a Valencia acababan de inaugurar el Oceanográfico y todavía estban de obras en la Ciudad de las Artes, así que toca hacer una visita porque parece que lo han dejado muy chulo todo... por cierto, cada vez que leo una entrada de Tío Álvaro me recuerda al tío Matt el viajero de los Fraggle Rock :)
parece que desde luego se lo pasan de aupa, jajaja. Aunque desde luego, si cuesta seguir a uno, no quiero ni pensar lo que es seguir a dos y cada uno por su lado, jajaja
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