Lilypie Third Birthday tickers

Lilypie Third Birthday tickers

miércoles, 26 de mayo de 2010

De paseo por la terraza

Cristina es la niña más feliz sobre la Tierra cuando la pones a 'andar'. La tienes que coger bien, porque no tiene capacidad de equilibrio ninguna, se cae (más bien se deja caer hacia atrás) a las mínimas de cambio. Pero mientras la llevas de pie ella es feliz. Observesela:



Carlitos controla mucho más. Está a un pelo de soltarse a andar solito. No lo hace porque es uno de los niños más prudentes (otros dirían cobardicas) que conozco. Lo que no me parece mal, no vayáis a pensar. Cuantas menos veces se descalabre, mejor.

viernes, 21 de mayo de 2010

Fin de semana comunionero

Esto de ser Mayo tiene un efecto secundario que cada vez nos afecta más: las comuniones, o más exactamente, las primeras comuniones. Es impresionante cómo esto se ha estado convirtiendo cada vez más casi como si fueran bodas, de la cantidad de invitados, las comilonas y los regalos que se dan. Como otras muchas cosas en este mundo loco que llevamos, le damos una importancia desmesurada a cosas que antes no la tenían.

En fin, que el fin de semana pasado estuvimos en la comunión de la prima María, que aunque no se correspondió en absoluto con una comunión-boda (ni mucho menos, la verdad es que fue bastante moderada), sí que se asemejó mucho más a un gran evento que las comuniones que recuerdo de mi infancia. O al menos, la mía.

Los peques estuvieron en su línea: Carlos durmiendo gran parte del rato que estuvimos comiendo, y Cristina despierta y de brazo en brazo toda la tarde. Si es que nos vamos conociendo ya...

Eso sí, estuvieron todos los primos (primos hermanos y primos segundos) de los nanos: Rocío y Pedro, Aarón y Valerio.


Aarón es un pequeño terremoto, con los tres meses que les saca a Carlos y Cristina se mueve tanto que casi siempre sale borroso en las fotos. Está todo el rato corriendo de un lado para otro. Siendo casi de la misma edad, seguro que de mayores se llevarán bien, o al menos eso esperamos


Valerio es más pequeño pero también de la misma edad. Los cuatro constituyen la segunda hornada de primos de la familia (amplia familia) de Carmen en Albacete. Habrá que verlos de mayores, los cuatro de fiesta por ahí. Seguro que Cristina los lleva rectos como una vela ;) ¡Menuda es ella!

Pero bueno, no sólo de comunión estuvimos el fin de semana. El sábado, entre otras cosas, estuvimos en los columpios con los peques, y Carlos descubrió una nueva diversión:



Esa que se escucha de fondo es Cristina.

Por cierto que veréis que Carlos está con abrigo. Menudo frío que hacia en la meseta el finde pasado. Tanto fue así que Carlitos se puso malito, y la madre también. Los dos han estado con la garganta pachucha toda la semana; bueno, Carlos sigue aún con tos y mocos, aunque menos que a principio de semana. ¡Este invierno no termina de irse nunca!

jueves, 13 de mayo de 2010

La reina de la casa

Cristina se ha autocoronado como reina de la casa.



Como Napoleón. Bueno, él se coronó como Emperador, pero el gesto tuvo que ser parecido. El caso es que, al igual que otros en su posición, se está conviertiendo en una pequeña dictadora y si no se hace su voluntad se pone hecha una furia. Nos va a costar Dios y ayuda domar este carácter.

Hoy Cristina se ha puesto de pie por ella misma por primera vez. ¡Que gran logro!

domingo, 9 de mayo de 2010

Que bien que se lo pasan

Y mejor que se lo van a pasar según vayan creciendo. Por de pronto ya están empezando a interactuar entre sí, y cuando lo hacen se lo pasan realmente bien. Ahora de vez en cuando juegan a perseguirse, o a algo parecido. Es difícil de explicar con palabras, pero afortunadamente la tecnología viene en nuestra ayuda y el móvil que graba vídeos llega como la caballería para mostrarlo al mundo:



El otro día nos montaron una que merecería la pena de haberse grabado, pero no teníamos el cuerpo para jotas. Lo explico: nosotros en general solemos meterles primero a uno en la cuna (el que más sueño tenga), y cuando se ha dormido, normalmente al poco rato, metemos al segundo. Es lo que tiene compartir habitación, si los metes los dos a la vez se revolucionan y no se duerme ninguno. El caso es que la noche en cuestión habíamos metido ya a Carlos y llevaba un rato largo para dormirse, miestras que Cristina esperando daba muestras de sueño también. Así que entré sigilosamente en su habitación para ver si estaba dormido. Quieto como un palo en su cuna, pensé que efectivamente estaba roque, así que decidí que era momento de meter a Cristina con su hermano. Así lo hice, pero al cabo de escasamente dos segundos de salir de la habitación empiezo a escuchar unas risas... no sólo de Cristina, que se suponía despierta, de los dos. Risas no, carcajadas, a mandíbula batiente. ¡Pero bueno! nos dijimos Carmen y yo, ¿que les pasa a estos? Cuando entramos en la habitación al cabo de unos segundos nos encontramos a los dos en la cuna, Carlos de pie mirando hacia Cristina, Cristina de rodillas (aún no sabe ponerse en pie sola) también mirando hacia Carlos y los dos riéndose pero bien. Cuando los vimos así a los dos nos dio otro ataque de risa adicional, así que allí estábamos los cuatro riéndonos. De verdad que la imagen merecía una foto.

El caso es que no lo hicieron una vez, sino tres a lo largo de la noche, estaban revolucionadillos ese día. A las 11 se acabaron durmiendo, la parejita. Menudos son

Este finde nos hemos quedado en Valencia, y hemos aprovechado el buen tiempo que ha hecho para hacer cositas. El sábado hicimos compras de ropa, para mí (dado que mi cura de adelgazamiento me ha hecho quedarme sin vestuario utilizable; esto merece una entrada en el otro blog, ya lo contaré) y para los nanos. Es que la ropa de verano del año pasado obviamente ya no les sirve, y la de invierno de este año dentro de poco será inutilizable. Así que de compras toca. Esto de comprar para dos es una ruina, si la ropa de los peques es cara (no tanto por el precio en sí, sino por el poco aprovechamiento que tiene), esto de comprar por dos es tremendo. El sábado por la tarde estuvimos en los columpios con los peques, cada vez les gustan más, aunque claro que les tienes que hacer tú todo el esfuerzo.

El domingo quedamos por la mañana con unos amigos y sus niñas en el Jardín del Turia. Ya he comentado alguna vez que el antiguo cauce del río Turia es un largo parque con multitud de actividades, repartidas por tramos a lo largo del mismo. Para los que desconozcan Valencia, el parque se ha construido sobre el cauce de un río que ya no está ahí. Me explico: el río Turia es uno de esos ríos mediterráneos con casi nada de caudal todo el año pero que cuando llueve de verdad se lo lleva todo puesto, crecida tras crecida. En Valencia han habido inundaciones periódicas causadas por el río desde hace siglos, y una en concreto (el año 1957) fue lo bastante catastrófica para determinar cambiar el trazado del río y crear una nueva desembocadura unos kilómetros al sur de la ciudad. El cauce abandonado se utilizó finalmente para hacer un largo parque (puede parecer obvio, pero hubo otras propuestas como por ejemplo construir una autopista urbana, ¡que barbaridad!), que se ha ido llenando con los años de varios puntos de interés: el Palau de la música, la Ciudad de las Artes y las Ciencias (incluyendo el Oceanográfico), El Gúlliver, el Parque de Cabecera, el BioParc, campos deportivos, etc






Bueno, tras esta disgregación histórico/turística, el caso es que yo esto lo contaba porque esta mañana hemos estado en el parque con estos amigos, nos lo hemos pasado bien con los peques y sus nenas, quienes se sienten muy mayores cuando están con los nanos. Claro, tienen 5 (casi 6) y 3 años, si es que son ya unas señoritas. Aquí están los 4 jugando juntos:



Bueno, está claro que vivimos sólo de fin de semana en fin de semana. De los días entre semana apenas si cuento cosas. Es el signo de los tiempos...

Otro día cuento más, abur!

martes, 4 de mayo de 2010

Mercadillos medievales

A juzgar por nuestra experiencia reciente, los mercadillos medievales están de moda. ¿Que porqué digo esto? Pues porque dos fines de semana consecutivos hemos estado en mercadillos de este estilo, y eso sin buscarlos.

El fin de semana de la semana pasada estuvimos comiendo en la playa con unos amigos, una paellita dominguera en un buen día de finde primaveral. Y en la playa había un pequeño mercadillo medieval, con sus caballitos para que montasen los niños (los peques no lo hicieron, afortunadamente son demasiado pequeños aún para pedir), con sus tabernas medievales, con sus aves de cetrería, artículos artesanos etc etc. Pequeñito pero apañado, y en la playita. A continuación, Carlitos en brazos de Carlos (un amigo) y Cristina en brazos de Carmen, mirando bichos.



Este fin de semana hemos estado en Albacete, y ¿adivinais qué? Otro mercadillo medieval, más grande y con más puestos, aunque del mismo estilo que el otro. Algunos yo creo que hasta eran los mismos que la semana pasada. Debe haber un 'circuito' de mercadillos medievales y los señores que participan deben ser siempre los mismos. Imagino que hay incluso una empresa que los organiza y se los ofrece al ayuntamiento de turno: "Oiga, sólo tiene que dejarme el permiso y el espacio en la calle y le monto un buen tinglado para que sus vecinos se diviertan un par de días". En fin, que hemos pasado sábado y domingo de mercadillo. Incluso hemos comprado cosas: queso de cabra artesano y chocolate (está de muerte).

Y hemos comido en un puesto de comida supuestamente medieval aunque más bien era gallego. Si nos ponemos puristas, muy medieval no era porque el pulpo iba acompañado de patatas cocidas, y la patata es un tubérculo traído de América, por lo que en la época medieval, antes del viaje de Colón, mal podían hacer así el pulpo. Pero bueno, detalles: al lado había un puesto de mojitos, tampoco me resulta muy medieval. La comida, eso sí, muy buena, aunque carilla carilla. Nos pusimos moraos:



Con mamá y tita Rocío:



Los peques se han portado relativamente bien. Empiezan a no querer dormir por las mañanas, especialmente Cristina (que raro, ella otra vez), quieren dejar atrás la siesta matutina. Sin embargo, aún no tienen aguante para no dormir hasta después de la comida, así que sistemáticamente se duermen un rato antes de la comida. Carlitos que es más dormilón lo hace menos, pero con Cristina lo de dormir a destiempo se le da realmente bien. Qué cruz.

Ambos dos están avanzando mucho físicamente. Carlos pide una y otra vez que e llevemos andando. O sea, lo que que quiere es que le demos las manos para que él se apoye y vaya andando por ahí, con sus papás agachados (y arriñonados) para sujetar sus manitas. Se pone a tu lado, se apoya en tí para subirse y a continuación sube las manitas para que le cojas. Sabe más que los ratones coloraos.



Y Cristina también evoluciona. Ya gatea de verdad de vez en cuando, no estilo 'cuerpo a tierra' sino gatear gatear. Y se apoya en los muebles o en la cuna para ponerse de rodillas. Así empezó Carlos. Al final esta niña andará también. Como era de esperar, claro.



Eso si, si tiene que darse prisa se tira al suelo y vuelve al estilo 'Teniente O'Neil'. Pero cada día lo hace mejor